Tener una eficiente
capacidad intelectual y mantener la agudeza mental es muy beneficioso en todos
los momentos de la vida, no solo durante la etapa de estudios o en la vida
profesional. En todos los casos, una buena memoria depende de la salud y
vitalidad del cerebro. Pero la materia gris envejece, igual que el resto del cuerpo.
La buena noticia es que también es posible ejercitar el cerebro para mantenerlo
sano y aprovechar su potencial, incluso mejorarlo.
Con unos sencillos
hábitos para aplicar en tu vida diaria se pueden trabajar y mejorar la
capacidad intelectual y la memoria. Estos son algunos de ellos:
1 Hacer ejercicio
Cuando hacemos
ejercicio físico también se ejercita el cerebro. De hecho, tratar bien a
nuestro cuerpo nos ayuda a procesar y recordar la información.
El ejercicio
físico aumenta la oxigenación cerebral y reduce el riesgo de sufrir trastornos
que provocan pérdida de memoria, como la diabetes o las enfermedades
cardiovasculares. Además, el ejercicio también aumenta los efectos químicos
cerebrales útiles para proteger las neuronas.
2
No robarle al sueño
Cuando hay falta
de sueño, el cerebro no puede funcionar a pleno rendimiento. Capacidades como
la creatividad, las habilidades para la resolución de problemas, el pensamiento
crítico y otras habilidades intelectuales se ven seriamente comprometidas.
Además, el sueño
es fundamental para el aprendizaje y la memoria. Las investigaciones demuestran
que el sueño es necesario para la consolidación de la memoria, que ocurre en
las etapas profundas del sueño.
3
Si dormiste bien, ¡despierta mejor!
Además de dormir
bien, la clave está también en la forma en la que te despiertas. Sería ideal si
pudieras despertar con un aumento de luz gradual, preferiblemente luz natural
que entre por tu ventana y te haga saber que ya comenzó un nuevo día.
La forma en la que
penetra la luz a través de los párpados prepara a nuestro cerebro para que
responda mejor ante el cortisol, la hormona del estrés. Los niveles de esta
hormona al momento de despertar determinará cómo estará trabajando nuestro
cerebro a lo largo del día.
Recuerda, además,
que los sonidos fuertes de tu alarma pueden hacerte tener un despertar abrupto,
lo que puede redundar en menor rendimiento durante tu día.
4
No robarle tiempo a la vida social
y a la diversión
Diversos estudios
demuestran que una vida llena de vida social y diversión tiene importantes
beneficios cognitivos. De hecho, las personas somos seres altamente sociales, y
no podemos prosperar de forma aislada. Es más, las relaciones sociales
estimulan nuestro cerebro, es la interacción con otros el mejor tipo de
ejercicio cerebral.
Las
investigaciones muestran que el tener relaciones significativas y un fuerte
sistema de apoyo son vitales no solo para la salud emocional, sino también para
la salud del cerebro. En un estudio reciente de la Escuela de Salud Pública de
Harvard, por ejemplo, los investigadores encontraron que las personas con las
vidas sociales más activas tenían la tasa más lenta de deterioro de la memoria.
A diferencia de
las respuestas emocionales, que se limitan a las áreas específicas del cerebro,
la risa involucra varias regiones en todo el cerebro. Además, reírse activa
áreas del cerebro que son vitales para el aprendizaje y la creatividad. Como
señala el psicólogo Daniel Goleman en su libro Inteligencia Emocional, “la risa
… parece ayudar a que la gente piense de manera más amplia y asociarse con
mayor libertad.”
5
Controlar el estrés
El estrés es uno
de los peores enemigos del cerebro. Con el tiempo, si no se controla, el estrés
crónico destruye las células del cerebro y daña el hipocampo, la región del
cerebro involucrada en la formación de nuevos recuerdos y la recuperación de
los antiguos. Las técnicas de relajación son muy útiles para ello.
Además del estrés,
la depresión, la ansiedad y la preocupación crónica también son perjudiciales
para el cerebro y la capacidad intelectual. De hecho, algunos de los síntomas
de la depresión y la ansiedad incluyen dificultad para concentrarse, tomar
decisiones y para recordar cosas.
6
Comer bien
El cerebro
necesita combustible, igual que el resto del cuerpo. Pero no existe una
alimentación específica para el cerebro, ya que la dieta recomendada para tener
una buena salud física es la misma que para tener una buena salud intelectual.
Se recomienda una
dieta basada en frutas, verduras, granos enteros, grasas “saludables” y
proteínas magras. Este tipo de alimentación proporcionará una gran cantidad de
beneficios para la salud y ayuda a mejorar la memoria.
Para la energía
mental es conveniente elegir carbohidratos complejos. Los carbohidratos
alimentan el cerebro, pero los carbohidratos simples (azúcar, pan blanco,
cereales refinados) dan un impulso rápido seguido de una caída igualmente
rápida. Hay pruebas que sugieren que las dietas ricas en hidratos de carbono
simples pueden aumentar el riesgo de
deterioro cognitivo en personas mayores.
Para tener energía
saludable que dure hay que consumir carbohidratos complejos, como pan y arroz
integral, avena, cereales ricos en fibra y legumbres. Por otra parte, es
completamente desaconsejable abusar de las calorías, de las grasas saturadas y
del alcohol para mantener una buena salud cerebral, igual que ocurre con la
salud física.
7
Entrenar el cerebro
Cuando llegamos a
la edad adulta, nuestro cerebro ha desarrollado millones de vías nerviosas que
ayudan a procesar la información rápidamente, resolver problemas del día a día
y ejecutar tareas habituales con un mínimo de esfuerzo mental. Pero si nos
centramos en hacer siempre lo mismo no estamos dándole al cerebro el estímulo
que necesita para seguir creciendo y desarrollándose.
La memoria y la
capacidad intelectual, como la fuerza muscular, requieren ser usadas si no se
quieren perder. Por lo tanto, hay que trabajarlas y proponer nuevos retos para
mejorar la capacidad de procesar y recordar la información. Las mejores
actividades cerebrales para hacer ejercicio mental son las que rompen la rutina
y nos desafían para desarrollar nuevas vías cerebrales.
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