El método que te ayudará con la concentración y la empatía en la clase


¿Qué es la escucha activa?

Oír no es lo mismo que escuchar, esto ya lo tenemos claro. Y es que, según las definiciones de ambos conceptos en la RAE, oír es percibir con el oído los sonidos, mientras que escuchar es prestar atención a lo que se oye. Hasta aquí, tenemos los conceptos claros.

Pues, este segundo término se puede aprender a través de la escucha activa, una práctica que trata de enseñar a los seres humanos a realizar dicha acción desde la compresión. Por tanto, se requiere de una serie de habilidades que se pueden entrenar en el aula o en familia, como la atención, la participación, la empatía o la concentración.

¿En qué consiste?


Esta forma de comunicación interpersonal fue creada por el psicólogo estadounidense Carl Rogers en la década de los cuarenta y, básicamente, se centra en aprender a escuchar.


Para ello, debemos escuchar no sólo con nuestros oídos, sino con nuestros ojos, con nuestra mente, corazón e imaginación. ¡Con todos los sentidos!


Es decir, este tipo de técnica se basa en una serie de comportamientos por parte del oyente que preparan a la persona para escuchar y para concentrarse en el mensaje de su interlocutor realizando un vínculo especial con sus emociones. 


Y lo mismo ocurre al revés. Si nuestros alumnos aprender a escuchar de forma correcta, crecerán con una ventaja social muy considerable.


La escucha activa requiere de atención, intención y también de la capacidad para no juzgar al otro. Y es que, la tendencia natural del oyente de evaluar al que está hablando o de aprobar o desaprobar lo que está diciendo, y esta es una de las principales barreras en una comunicación interpersonal de éxito.


¿Cómo se puede aplicar en el aula?


Aquí llega el motivo por el que conocer solamente qué es la escucha activa no es suficiente, y por el que formarte adecuadamente es necesario. ¿Cómo se puede llevar a cabo en clase? Evidentemente, la respuesta más ideal la encontrarás en tu formación al respecto, pero aquí vamos a conocer algunas de las claves. 


Una forma, es a través del juego o establecer una serie de indicaciones para comprobar que el alumnado está atendiendo realmente. Y es que, hay que hacer hincapié en que los estudiantes miren a la persona que está hablando para enterarse bien de lo que está diciendo y cómo lo está diciendo.


Por ejemplo, podemos pedirles que tomen notas porque serán ellos quienes tengan que exponer un tema al resto de compañeros.


En el caso del alumnado de Infantil, se puede hacer uso del dibujo. Es decir, tras escuchar lo que se le dice, tendrán que dibujar algo relacionado con ello, además de una carita con la emoción que han sentido mientras el profesor hablaba.


En definitiva, la escucha activa se fomenta a través de características basadas en el interés, la no interrupción y el entendimiento hacia el interlocutor.




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