Es indiscutible que colegios, institutos y universidades han hecho grandes avances en los últimos años en materia de la gestión de emociones en el aula. Aun así, queda mucho camino por recorrer hasta que la sociedad e, incluso, la propia comunidad educativa entienda la importancia de la inteligencia emocional en educación y por qué debe ocupar un papel central en la escuela, además de trabajarse desde Educación Infantil hasta Bachillerato y universidad.
¿Cómo es una persona emocionalmente inteligente?
Según autores y expertos en inteligencia emocional, este tipo de personas suelen tener en común los siguientes rasgos:
- Expresan sus sentimientos con total sinceridad. Procuran encontrar el modo de revelar su estado emocional sin generar mensajes contradictorios.
- Escuchan sus propias necesidades. Tienen claro en todo momento que estas van más allá de lo fisiológico (comer, beber, etc.) y abarcan también lo emocional. Las personas con una alta inteligencia emocional están habituadas a reflexionar sobre lo que sienten.
- Identifican bien los sentimientos. Se esfuerzan por encontrar las similitudes y diferencias entre los matices emocionales que sienten.
- Gestionan bien su atención atendiendo a unos criterios válidos para ellos mismos.
- Analizan la viabilidad de sus aspiraciones. Las personas emocionalmente inteligentes suelen decidir en qué tareas invertir su tiempo y esfuerzo según las posibilidades de éxito o fracaso.
- No creen que los planes o las motivaciones de los demás tengan por objetivo perjudicarlas. Rara vez se toman los incidentes como algo personal.
- Ejercen la autocrítica. Esto les aporta recursos para superar los miedos y progresar en su día a día.
- Dedican tiempo a conocer cómo son las otras personas y cuál es la mejor manera de relacionarse con ellas.
- Saben automotivarse.
- Prefieren pasar el tiempo con personas con las que conectan, aunque a veces salen de su zona de confort para abrirse a nuevas amistades.
Estrategias para trabajar la inteligencia en el aula
A continuación, nos gustaría compartir contigo algunas propuestas y estrategias con las que trabajar la inteligencia emocional en educación:
- Deja que la clase exprese sus emociones y sentimientos y, como docente, escucha con atención y haz lo propio (cuenta anécdotas similares, intercambia opiniones, da consejos basados en tus vivencias, etc.).
- Demuéstrale al estudiante que es importante. Dedícale tiempo de calidad y préstale la atención que necesita según su situación.
- Enseña a tus alumnos que no siempre se puede tener lo que uno quiere inmediatamente. En ocasiones, conseguir las cosas requiere tiempo, esfuerzo y trabajo.
- Hazles ver que es posible solucionar un problema o conflicto de forma pacífica y mediante el diálogo. Sin lastimar a nadie, ni dejarse llevar por emociones negativas como la ira, el enfado o la rabia.
- Lleva a cabo actividades relacionadas con el optimismo y la autoestima.
- Favorece el desarrollo de la empatía entre los estudiantes señalándoles que algo está mal cuando una acción es negativa, enseñándoles a pedir perdón y mostrándoles cómo prestar atención, escuchar y entender los puntos de vista de los demás.
- Comenta con ellos temas variados para que sean conscientes de la realidad y desarrollen el pensamiento crítico.
- Educa y enseña mediante el ejemplo.
- Trata a tus estudiantes como te gustaría que lo hicieran contigo.
- Enfatiza los aspectos positivos y los objetivos alcanzados por encima de todo lo negativo.
- Realiza con ellos ejercicios prácticos para que aprendan a reconocer las diferentes emociones.
- Pon de tu parte para que la comunicación con tus alumnos sea fluida y efectiva.
- Adecúa las estrategias educativas para que ninguno se quede fuera del proceso de aprendizaje.
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